11 julio 2012

¡No soy yo el que rehúye al ejercicio!

Uno de los grandes problemas que se presentan cuando tenemos sobrepeso es la fatiga constante y la agitación al caminar o al subir escaleras o simplemente al atarnos las cintas de los zapatos, acción verdaderamente titánica cuando la protuberancia abdominal se atraviesa en medio del camino y es que ésta situación es algo completamente esperable si estamos conscientes de la sobrecarga a la que está sometido nuestro cuerpo por cargar peso de más, al cargar grasa de más, propiamente dicho.

Nuestro cuerpo es una máquina perfecta, pero incluso la maquina más sofisticada, si la forzamos terminará por fallar.  Intentemos recorrer una distancia prolongada con nuestro coche pisando a fondo el pedal del acelerador llevando la transmisión sólo en la primera velocidad y nos daremos cuenta de esta situación, el coche producto de la ingeniería más avanzada terminará averiado por el mal uso del mismo o por forzarlo, pues lo mismo le sucede a nuestro cuerpo, con la diferencia que si el coche se daña totalmente por el mal uso, podremos en su momento adquirir otro y por supuesto enseñarnos antes de comprarlo a conducir correctamente, pero si el cuerpo se daña totalmente no encontraremos agencia o lote donde podamos adquirir otro para enmendar nuestro error.

De ahí la enorme importancia de reducir ese peso corporal excedente y una de las dos formas básicas es realizar una actividad física (la otra es una alimentación correcta) de forma regular y acorde a nuestra capacidad.  Pero no crea que usted es la única persona con sobrepeso u obesidad que huye de todo aquello que esté relacionado con el ejercicio.  La obesidad misma como enfermedad, esto es un dato sumamente importante, tiene entre sus características, que exista resistencia metabólica a una substancia de nombre leptina y que por este motivo la persona enferma no tenga motivación para hacer ejercicio, además se ha demostrado que existe una resistencia relativa a los glucocorticoides lo que también provoca que la persona con obesidad sienta apatía hacia el ejercicio…¡gran descubrimiento! ¡No soy yo el que le rehúye al ejercicio, sino es la enfermedad que padezco, el sobrepeso u obesidad que me provoca este rechazo o apatía!

Al saber esto, si reflexiona un poco, podrá quitarse esa culpa de encima por creer que es usted quien no tiene fuerza de voluntad, por supuesto esto no quiere decir que no podrá, por lo arriba mencionado, realizar y mantener un ejercicio, si usted tiene la determinación lo conseguirá, sólo sepa que cuando desista es por motivo del mismo sobrepeso que esto le sucede y no se deje vencer, porque de continuar con su ejercicio y su correcta dieta, la obesidad pasará de ser una pesadilla a sólo un mal recuerdo.

Dr. Javier Gutiérrez Ornelas


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