De todos es sabido que las frutas y las verduras son alimentos básicos para la buena salud de todos nosotros, estos productos que la naturaleza nos entrega, son fuente alta de vitaminas, minerales, fibra y otros nutrientes, por lo cual su consumo regular, incluso diario, es indispensable. Esta necesidad, aunque es aplicable a todo ser humano independientemente de su edad, cobra mayor relevancia en los niños y en los adolescentes, quienes en pleno desarrollo físico e intelectual, requieren de todos los nutrientes para un correcto crecimiento y quién mejor que las frutas y las verduras para proporcionar dichos elementos.
Sin embargo, debido a nuestra cultura urbana, el consumo de frutas y verduras en el grupo infantil es deficiente, a pesar de contar con una gran variedad de alternativas en cuanto a productos se trata, no se cumplen correctamente los aportes diarios de estos alimentos en la mayoría de los niños. Nuestra madre naturaleza, tal vez consciente de los diversos y muy variados gustos de los seres humanos, diseñó frutas y verduras de muy diverso color, sabor, textura, y aroma para dar gusto a todos, pero aun así, considerando que incluso la mayoría de las frutas vienen listas solo para lavarse y comerse, éstas son desairadas por la gran mayoría de nuestra población, este es un hecho estadístico además de comprobable, basta preguntar a un niño cuándo fue la última ocasión que comió una verdura y difícilmente contestará que hoy o ayer.
¿Por qué si las frutas y verduras son baratas, fáciles de conseguir, nutritivas, de buen sabor, no se consumen en la cantidad necesaria? Principalmente porque estos alimentos compiten contra otros que son terriblemente atrayentes: los alimentos chatarra, estos productos se encuentran en todos lados como primera línea de ataque al hambre del consumidor. En las tiendas de autoservicio podemos ver tapizados los aparadores de las cajas con estos productos, mientras que las frutas y verduras esperan en algún rincón (si acaso existen); así mismo en las tienditas de abarrotes, es más fácil conservar los alimentos chatarra que, en primera, se venden más, en segunda, dejan más ganancia y en tercera, no se “echan a perder” como las frutas y las verduras, las cuales, muchas de ellas, terminan en la basura en estado de descomposición por su poca demanda.
Los productores de alimentos chatarra usan trucos basados en la psicología del ser humano, son verdaderos maestros de la ilusión, ponen en sus productos, colores, olores y sabores bastante llamativos, los estímulos que provocan en sus consumidores los vuelven prácticamente adictos a ellos, agregan pequeños obsequios con los personajes que están de moda, resaltan contener algunas vitaminas, compran horas de anuncios en televisión, anuncios panorámicos, etc. Mientras que las frutas y las verduras a lo más que llegan es a ser incluidas con una leyenda microscópica que dice “consume frutas y verduras” en los empaques de algunos de estos mismos productos y tener un precio especial un día de la semana en los supermercados.
La competencia entre la comida chatarra y las frutas y las verduras en cuanto a publicidad y difusión se refiere, se podría comparar a la hecha por los partidos políticos poderosos (representando las comidas chatarra) contra los pequeños partidos casi desconocidos (representado por las frutas y verduras) de esta forma se vuelve muy difícil que los niños y los jóvenes volteen a ver estos naturales, nutritivos y deliciosos alimentos.
De tal manera que la carga de promoción y publicidad de estos vegetales, recae directamente sobre los padres de familia, quienes saliéndose del juego de las grandes corporaciones productoras de alimentos basura, deberán emplear un plan emergente en la cultura del consumo diario de frutas y de verduras, para que sus hijos se vean beneficiados de sus muchas virtudes y de paso nos ahorremos una buena suma de dinero.
Dr. Javier Gutiérrez Ornelas
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