Obviamente los términos arriba señalados de
“mente obesa”, “mente delgada” o “adelgazar la mente” son dichos en sentido
figurado, metafórico, pero son bastante útiles y didácticos, pasare a explicar
un poco más lo que significan.
Un cuerpo delgado en una “mente obesa” sería
algo como esto: una persona ha logrado perder 18 kilogramos en un periodo de 4
meses, durante este tiempo se aplicó a su régimen de forma estricta, no faltó a
sus consultas y tomó sus tratamientos tal como se le indicó, finalmente vio
coronados sus esfuerzos alcanzando su peso ideal, se le entrega su
estabilización y hasta aquí todo bien, sin embargo, una vez alcanzando su peso
se dice: “muy bien, lo he logrado, ahora podré comer ese trozo de pastel que
tanto me gusta” inmediatamente se dirige al refrigerador y ve el delicioso
pastel y no se come una rebanada sino el equivalente a 3 rebanadas, después de
esto se dice: “si lo logré una vez lo podré lograr nuevamente” y sale a la
calle en busca de unos apetitosos tacos de bistec, ¡ah! y con tortilla doble.
Este paciente a pesar de haber perdido una cantidad importante de peso, aún no
logra comprender que la alimentación balanceada se debe de seguir siempre, su
cuerpo ha adelgazado, pero su mente aun no.
Un caso contrario sería el siguiente: un
paciente al ser evaluado se le determina un sobrepeso de 21 kilogramos, el
paciente entiende que su situación actual es seria, debe cambiar sus hábitos alimenticios
de forma profunda y aunque esta por arrancar su régimen, sus pensamientos son
los siguientes: “hoy comprendo lo errónea que ha sido mi alimentación, mis
hábitos me han llevado a preferir los alimentos perjudiciales sobre los sanos,
pero con esta asesoría y siendo disciplinado creo poder cambiar esos hábitos
que tanto me han dañado y por ende mejorar mi peso” su cuerpo aun no reduce,
pero su mente tiene la “reducción” necesaria para lograrlo.
¿Cómo identificar si tengo una “mente obesa” o
una “mente delgada?
· La persona de “mente
obesa” nunca dice que está a dieta, la persona de “mente delgada” aunque no lo
pregona si acepta que está en un régimen para perder peso si se lo preguntan.
· La persona de “mente
obesa” aprovecha cualquier ocasión que no asiste a su consulta para comer “lo
que no viene en la dieta”, la persona de “mente delgada” si no puede asistir
sigue el régimen lo más apegado posible.
· La persona de “mente
obesa” miente sobre su peso o dice desconocerlo, la persona de “mente delgada”
acepta y dice su peso tranquilamente, consciente de que esta en un proceso de
cambio.
· La persona de “mente
obesa” solo se preocupa por los kilos que pierde, la persona de “mente delgada”
comprende que la pérdida de peso es la consecuencia de una alimentación balanceada.
· La persona de “mente
obesa” ve en la báscula a su peor enemigo, la persona de “mente delgada” solo
lo ve como un instrumento de medición para corroborar sus avances.
· La persona de “mente
obesa” niega comer alimentos altos en calorías cuando lo hace, la persona de
“mente delgada” acepta su desliz y se compromete a retomar el sistema.
Así podría continuar dando características,
pero lo importante es saber que para que el cuerpo cambie alcanzando su peso
ideal, debemos cambiar primero la mente con la cual percibimos nuestro problema.
Que buen escrito! Coincido. El ser humano siempre debe ser visto de manera global, "somos cuerpo, mente y espiritu". Cuidar la salud no es únicamente ponerse "a dieta" o comenzar a movernos para liberarnos de las grasas o kilos demás; cuidarse es amarse y aceptarse, poder ver la hermosura que hay en nosotros, que siempre está. Desde el punto de vista alimenticio implica comprender "¿Cómo, cuándo, por qué y qué comemos?" En ocasiones algunas comidas nos traen recuerdos de la infancia, sus olores nos hacen retornar a momentos compartidos y ello nos lleva a elegirlas, no pensamos si son saludables o no, porque buscamos el recuerdo que nos haga revivir, son nuestras comidas favoritas. Otras las elegimos casi sin darnos cuenta, sin prestar atención, sin atender su calidad en nutrientes, es como si la rutina diaria nos pasara "por encima". Es bueno que nos detengamos, volvamos a analizar nuestros hábitos, visualizar con sinceridad por donde puedo comenzar a introducir un nuevo hábito saludable, vivir la experiencia del cambio poco a poco, ver como se modifica nuestro humor para bien, y una vez que se encuentre bien instalado comenzar por otro, quizás eso nos lleve a crear consciencia. No tengamos miedo a dar ese paso, a entrar en mesetas, la ayuda profesional es la que nos guia y acompaña en ese proceso de cambio. Les deseo desde aquí todo lo mejor, todo es posible si realmente lo queremos!!!!!
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