Mientras conduce su coche camino a casa después de un día de arduo trabajo piensa:
“Llevo un excelente avance en mi
pérdida de peso, de hecho no recuerdo haber adelgazado tanto y sobre todo
sintiéndome tan bien, el tratamiento médico me ha ayudado mucho a controlar el
hambre y qué decir de la ansiedad, esa ansiedad que me hacia comer entre
comidas, ahora puedo ponerme ropa que ya no me quedaba, incluso he recorrido
dos orificios al cinturón, estoy seguro que he adelgazado dos tallas o más,
ahora como mas verduras, frutas, cereales integrales y hace tanto que no como
chocolates… enseguida hace una pausa mental y un profundo suspiro…chocolates…”
entonces mentalmente aparece la figura brillante de un chocolate cubierto de
forro metálico, después mentalmente lo desnuda y evoca aquel olor a cacao y
avellanas, la imagen se dibuja detalladamente en la mente y la salivación se
eleva discretamente, enseguida piensa: “¿hace cuanto que no comeré un
chocolate?, después de todo, ¿Qué tanto es un chocolate? Además, creo que me lo
merezco puesto que he avanzado muy bien y un simple chocolate no me hará subir
de peso, entonces los ojos del paciente se agudizan mientras va al volante,
alertas de encontrar alguna tienda de autoservicio y enseguida la encuentra, como
águila sobre su presa se dirige por el trayecto más corto posible hasta aquella
tienda y en menos de 2 minutos esta frente al mostrador con un paquete no de uno, sino ¡cinco chocolates! en mano.
Después de pagar sube a su auto
con su ansiado producto, tan pronto enciende su coche piensa:
“compre cinco, pero solo me
comeré uno, los demás los repartiré en la casa, al fin y al cabo a todos les
gusta el chocolate” después de este pensamiento de forma casi compulsiva abre
el forro del chocolate y lo come con un gusto enorme, una vez que come y
disfruta su chocolate, al llegar a un semáforo, voltea a ver el resto de las
golosinas y el forro vacio del chocolate que se comió y piensa: “realmente saben muy ricos y
viéndolos bien son muy pequeños, no creo que pase nada si como uno más, además
de eso, en casa solo son 3 así que sobraría uno y ya los conozco, empezaran a
pelearse por el” pensado esto desenvolvió el paquete del segundo chocolate y lo
comió de forma apresurada.
El camino a su casa no es tan
largo pero el tráfico está bastante congestionado, en otro alto obligado voltea
a ver los cinco envoltorios vacios de chocolate y piensa: “bueno, para que les llevo
tentaciones” después de este pensamiento, viene un auto reproche mental:
“siempre me pasa lo mismo, yo no puedo hacer dieta, soy muy débil, no tengo
fuerza de voluntad, mira que no resistir comer esos chocolates ¡y luego ni
buenos estaban!, ahora no perderé peso y el médico verá que no seguí las
indicaciones, mejor no iré a la cita…”
Esta situación suele acontecer,
llevamos un excelente avance y un antojo nos mete el pie, si esto le sucede a
usted, no se preocupe, ni se desanime, es algo bastante común,
si un chocolate, una hamburguesa, una nieve o alguno de estos alimentos altos
en calorías le meten el pie y usted cae, no pasa nada, solo levántese y
continúe con su régimen, no se trata de debilidad, ni de fracaso, solo se trata
de la fuerza del hábito que hace su aparición, vuelva a evocar los pensamientos
positivos de sus avances y los beneficios que observa en usted y después de un
tiempo no muy largo, estos antojos cada vez se presentaran en menor frecuencia,
recuerde que tiene permitido caerse, lo
que no se permite es ya no levantarse.
Dr. Javier Gutiérrez Ornelas
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